Autores
Pilar Ríos Campos1, Nuria Rodríguez Ávila1, Lucía Martínez Joya2
1Psicología, Universidad de Jaén, Jaén, España
2Sociología, Universidad de Barcelona, Barcelona, España
3 Sociología, Universidad de Almería, Almería, España
Resumen
Diversas teorías tratan de explicar el origen del odio desde impulsos biológicos hasta factores socioculturales como la identidad grupal, la frustración o la obediencia a la autoridad. Sin embargo, estudios recientes sugieren que el trauma infantil es un factor clave en la predisposición a la agresividad y el pensamiento excluyente. Según Miller, el maltrato infantil genera una ira reprimida que, en la adultez, se canaliza hacia grupos vulnerables como chivos expiatorios. Winnicott señala que estos individuos tienden a la agresividad, mientras que Fromm y Herman vinculan la educación autoritaria con la adopción de estereotipos rígidos y prejuicios. Además, la violencia en la infancia puede provocar desconexión emocional y dificultades en la regulación afectiva, reforzando estructuras defensivas. Así, el trauma infantil y los estilos educativos no solo influyen en la salud emocional, sino que pueden modelar identidades propensas a la exclusión y al discurso de odio, una perspectiva poco abordada en estudios previos sobre este fenómeno.
